"Mucha Magia y Mucha Suerte Tienen Los Niños Que Consiguen Ser niños..." Eduardo Galeano

viernes, 5 de junio de 2009

El Nombre


Nosotros, hasta el día que nació nuestro peke, no sabíamos si era niño o niña.

La matrona cuando me preguntó, en la sala de partos, el nombre y le dijimos:

César si es niño

Nuria o Raquel, si es niña.

Cuando Nuria, mamá, preguntó a la matrona ¿De que sexo era? La matrona le contestó: “Es un César”.

No es que no quisiéramos saber el sexo, es que no enseñó, su sexo, en las ecografías.

Recuerdo en una de ellas, estaba tan bien colocado que daba la impresión de que por fin íbamos a saber el sexo de nuestro bebé, pero tenía el cordón umbilical entre las piernas… así que nada.

Desde ese momento decidimos que nos daba igual saber si era niño o niña.

Podríamos haber optado por hacernos la famosa 3D… Pero ¿para qué íbamos a ir a un médico particular? Si fuera que quisiéramos una segunda opinión médica. Pero todo iba bien… Así que… lo dicho, ¿para qué?.

A lo que iba, recuerdo que para ponerle el nombre a nuestro bebé estuvimos esperando a que en la ecografía nos diera una pista. Pero en vista de que no había manera decidimos elegir dos nombres uno, por si era niño y otro para si fuese niña.

Contábamos con Internet y con un libro de nombres, que nos decía el significado del nombre y hasta como era su variante en otros idiomas…

La verdad es que fue un poco locura y gracioso, pues los nombres que barajaba mi compañera, Nuria, no me gustaban y los que me gustaban a mi a ella tampoco.

Por poner un ejemplo si era niño, a Nuria le gustaba Juan, Borja…
A mi me gustaban, Gorka, Iñaki…

A mi modo de ver, opino que el nombre condiciona mucho, sobre todo en la infancia.

Descartados los vínculos de antepasados del niño, no dejamos condicionarnos por “modas” y darle mas importancia a la fonética… Intentado que no se pudieran hacer “rimas ridículas”…. Y sobre todo que no fuera un nombre para un niño, ya que un nombre se lleva durante toda nuestra vida, sin caer en la excentricidad y que por caer en la originalidad incurramos en lo “raro” o complicado.

Aquí os doy unos consejos para elegir bien el nombre, tened en cuenta que un nombre raro, difícil de pronunciar o capaz de avergonzar pueden producir reacciones diversas:

Se acepta el mensaje del nombre. Aunque sea un nombre pasado de moda o muy común quien lo lleva está satisfecho por lo que significa. Hay un estudio que dice que mas del 60% de las personas descubre alguna conexión entre en nombre y la personalidad y el carácter. Lo cual ¡ojo! no indica una predestinación.

Sufrimiento. Ciertos nombres producen un impacto en los demás y sugieren representaciones mentales precisas en la persona que lo lleva. Algunos son típicos y originales de ciertas regiones y su propietario puede sentirse incómodo por el efecto que el nombre produce en personas de otros lugares. Mas turbación pueden provocar los nombres típicos de otro sexo, o que den lugar a burlas o bromas pesadas. Un nombre “equivocado” puede en la infancia llegar a dificultar relaciones sociales.

Oposición. Los hay que en lugar de sufrir, optan por oponerse al mensaje que desprende el nombre. Para despegarse de una continuidad familiar se puede intentar diferenciar de quien ha heredado en nombre. Para no obtener un mensaje o sentirse turbado, se adopta un sobre nombre o se cambia definitivamente este. En Europa miles de personas solicitan cambio de nombre o apellidos por motivos prácticos (demasiado complicado, cambio de nación, adopción…) o psicológicos (problemas ocasionados por nombres extravagantes o que combinan de manera ridícula con el apellido, o a veces llamarse como el padre o la madre crea problemas de diferenciación). También hay personas que, al considerar muy común su nombre, lo cambia por otro mas original.

Transformar. Hay personas, que aunque no están satisfechas con el nombre consiguen con su personalidad e independencia neutralizar el mensaje que lleva intrínseco, hacer olvidarlo, conservando solo sus características fonéticas. En otras palabras, logran invertir los términos: no es un nombre lo que influye en su personalidad si no su personalidad la que connota el nombre.
Eso puede ocurrir con cualquier nombre, adquieren connotaciones diversas según la persona que lo lleva, de tal manera que algunas veces no nos percatamos de que dos personas tienen el mismo nombre.

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