"Mucha Magia y Mucha Suerte Tienen Los Niños Que Consiguen Ser niños..." Eduardo Galeano

jueves, 25 de febrero de 2010

Vocación, Educación,... Vivir

- “¿Ya tiene un Añito, tu niño?. Cómo pasa el tiempo, ¿Y qué te gustaría que fuera?”.

Esa pregunta se me hizo hace muy poco… Y seguro que no será la primera vez que me la hagan.

Pero, ¿Qué pregunta es esa?. O lo que es peor, ¿qué se espera que conteste un padre?

En mi caso lo tengo claro muy claro: “Que Sea Buena Persona”.

Ese es mi objetivo. Solo tiene un año… Le quedan cantidades inmensas de cosas por vivir, por descubrir. Pensad por un momento en todos los “instantes” de la infancia, de la adolescencia, del pasado, que tenéis grabados en vuestra memoria. (El primer día de colegio, ser elegido para el equipo de baloncesto, la primera pelea con tu mejor amigo, el primer beso, el primer concierto, el primer contrato laboral…).

Todos esos momentos, instantes, que a lo largo de una vida se suceden, tanto buenos como malos, nos forjan, nos moldean como las personas que somos.

¿Como voy a querer ya que sea bombero, o dramaturgo, médico o letrado? O lo que es peor, ¿Quién soy yo para imponerle a mi hijo qué debe ser el día de mañana?

Hay que cuidarse, muy mucho de educar y criar a nuestros hijos bajo nuestra sombra o imponiendo nuestros deseos. Si no les dejamos “vivir su vida”, sin imponer tanto nuestros deseos, corremos el riesgo de que crezcan reprimidos, encogidos, replegados en si mismos.

Educar es también observar, comprender, desafiar…para ser capaces de entender y de hacer manar el talento que todos llevamos dentro.

Quizás sea en la mas tierna infancia, donde los mensajes mas cruciales queden grabados indeleblemente en nuestras cabecitas..

Supongo que ahí tenemos que jugar los padres un papel importante. Hay que desechar esa estupidez de querer ser amigos de nuestros hijos. Debemos ser maestros de nuestros hijos, apoyo inquebrantable para que salten a la aventura la vida.

Aquí llega el momento de citar a Rabindranaz Tagore: “Para ser maestro de niños, es necesario ser como un niño. Hay que olvidar lo que sabemos. No hay que pensar que se tiene mas edad, ni que se sabe mas. Hay que ser un hermano mayor dispuesto a transitar con los niños la misma senda del saber. Si habéis decidido enseñar a los hijos del hombre, un único consejo: que cultivéis el alma del niño eterno”.

Debo recordarme, si quiero ser buen educador, maestro de mi hijo, que el fin no es enseñar, si no la vida. Quiero decir, que no se trata de ayudar a llegar a metas, como los títulos o diplomas o conseguir un trabajo… Una buena educación es enseñar el arte de vivir… Sobre lo académico debería primar el arte de conocer de disfrutar la calle. Con todos sus altibajos, sus dramas y su comedias, pues no hay nada mas apasionante que vivir.

En el viaje de la vida, espero estar con mi hijo y que él sepa que sus padres están ahí… En su viaje, que es suyo, no nuestro. Y en ese transitar, tendrá tropiezos y los padres, no estaremos ahí para ayudar a evitarlos o a negarlos. Nuestro deber es ayudarles a afrontar sus decisiones y actos con honestidad y honradez.

Los niños deben aprender a encarar el fracaso, negándolo solo estamos aumentando el perjuicio a nuestros hijos.

Instintivamente siempre vamos a tender a proteger a nuestros niños de tropiezos, pero por hacer que no se sientan mal, les estamos evitando que sientan la satisfacción que da superarlos o “torearlos”

Por evitar a nuestro hijo el sentimiento de fracaso, le estamos limitando su aprendizaje.

Los niños deben enfadarse, llorar, sentir rabia e inquietud… Porque si les evitamos todo eso, si les evitamos la posibilidad de errar, equivocarse, de fracasar y todo les cuesta poco, estamos sembrando un fracaso mayor. Al propiciar fácilmente, un bien a nuestro hijo; estamos propiciando un fracaso a corto/medio plazo muy, muy caro.

Qué mejor entorno para nuestro hijo que su hogar, su familia, su padres para saber afrontar, tropiezos y patadas y saber absorber los rayos de sol, los aires que le propiciarán amistad y compañerismo que le guiarán por las sendas y caminos entre pupitres, libros, profesores, amigos, sociedad…

La infancia son los cimientos de ese gran edificio que ha de ser la persona. Esos cimientos deben ser sólidos y resistentes para sostener todo un edificio que por muy vistoso que sea, a la primera envestida que le de la vida, podría tambalearse y hasta caer. Los principios y valores innegociables, deberían ser los materiales de estos cimientos.

Por todo esto y a modo de conclusión, permitidme que cite a Sócrates, que compartiréis conmigo que de educación sabía un poquito:

“Solo os pido una cosa que cuando mis hijos sean mayores, les importunéis, y les exhortéis como he hecho yo con vosotros. Y si veis que se preocupan mas por las riquezas o por cualquier cosa, antes que la virtud, o creen ser algo sin serlo, reprochádselo, como he hecho yo con vosotros y decidles que olvidan lo principal y que se creen algo sin ser nada… Si obráis así mi hijos y yo habremos recibido un pago justo”.

2 comentarios:

Raquel dijo...

Que bonitas tus palabras, papá!!! que razón guardan!!!Me ha encantado comprobar como papás y maestros coincidimos en nuestra idea de educación: preparar a los niños para la vida. Como tu dices flaco favor les haremos si continuamente les resolvemos sus problemas porque lo que conseguimos con ello es evitar que desarrollen recursos para afrontarlos. Nuestro papel es estar ahí para aconsejar, guiar y ayudar pero no para solventar.
Con tu permiso haré referencia a ti en la entrada de mi blog que dedique al día del padre.
Un saludo
Una maestra de Ed. Infantil

SoleteGolfete dijo...

No hay problema Raquel.

Un saludo. POr cierto, no puedo ver tu blog. ¿Te importa remitirme tu enlace?